Una de las cosas con las que más disfruto además de los collages, es con la fotografía, en especial con la fotografía analógica. No soy muy consumista ni acumuladora de objetos, pero las cámaras antiguas son otro tema... tengo varias, a las que cada vez les doy menos uso, porque suponen mucho más gasto que una digital, también porque poco a poco van fallándome todas y es complicada y costosa su reparación. Una de las cámaras a la que más cariño tengo es la Yashica Mat, una cámara de formato medio que compré hace unos 4 o 5 años. Es, con diferencia, la mejor cámara que he probado nunca, tiene una nitidez y una luminosidad increíbles; la usaba con carretes en color y los resultados eran siempre mejor de lo que esperaba. La cámara empezó a fallarme hace ya tiempo, el fotómetro funciona cuando le apetece, y cuando no, hace huelga y algunas fotos no salen, así que cada vez me compensaba menos usarla porque me salía solo la mitad del carrete. Si a esto le sumas mi desesperación al intentar fotografiar un momento especial y ver que el fotómetro de nuevo no funciona... Tomé la determinación de jubilarla, por lo menos de momento, pero me di cuenta de que nunca había probado el blanco y negro con ella, así que decidí darle la última oportunidad, os dejo una pequeñita muestra del resultado, creo que no está nada mal...

Si queréis ver ejemplos de las maravillas que se pueden hacer con esta cámara en color, podéis ver algunas de las que hice hace tiempo aquí.